5 observaciones de la política argentina según una estadounidense
- Linda Gayle
- 19 ago
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Hace tres meses llegué a Buenos Aires desde los Estados Unidos para realizar una pasantía en la sociedad civil argentina. Mi comprensión de la política argentina era, en el mejor de los casos, preliminar.
Sabía que la Constitución argentina es bastante similar a la Constitución estadounidense. Por eso, suponía que la esfera política sería similar también.
Eso no era cierto.
Ahora estoy de vuelta en los Estados Unidos, con un entendimiento (un poco) mejor que antes. Mucho de lo que daba por sentado en mi sistema político era totalmente diferente en Argentina, lo que me ayudó a comprender mejor la política argentina y la de mi país. Entonces, estoy compartiendo las cinco observaciones que me llamaron la atención de la esfera política argentina –- lo que desafió mis suposiciones, lo que fue nuevo para mí, lo que fue interesante.
Milei no es lo mismo que Trump.
Antes de llegar, había escuchado muchos comentarios políticos estadounidenses que llamaban a Milei “the Argentinian Trump.” Una de las primeras cosas que aprendí fue que esta caracterización no es realmente exacta. Es lógico categorizar a Milei y Trump como parte de la misma ola populista de derecha en el mundo o decir que hay una relación estrecha entre ambos. Sin embargo, Trump es un nacionalista profundo y Milei está profundamente en contra del Estado. Esa es una diferencia fundamental en la ideología que los separa y es esencial para entender sus políticas.
El espectro político argentino es totalmente único.
Otras primeras experiencias para mí fueron recibir una explicación del peronismo, y otra explicación, y otra explicación más. Estoy acostumbrada a categorizar políticos y agendas estadounidenses en grupos simples de progresistas o conservadores, pero esto no funciona para entender el peronismo, o el sistema político en general.
Tuve que calibrar mi comprensión del espectro político argentino hacia nuevos ejes, y también desplazarla más a la izquierda que en los Estados Unidos. Muchas iniciativas progresistas que son normales en Argentina, como las universidades públicas gratuitas, están al margen del discurso público en Estados Unidos. Me sorprendió que Bernie Sanders, que es tan izquierdista como se puede ser en el panorama general estadounidense, sea prácticamente centrista en Argentina.
La atención sanitaria pública funcional es posible.
En los Estados Unidos, tenemos un sistema de atención médica con fines de lucro que frecuentemente prioriza las ganancias por encima del bienestar de la gente. La atención sanitaria pública está descartada por ser ineficaz, lenta para innovar y propensa a la burocracia. Se señalan los largos tiempos de espera y la dificultad de recibir atención en los sistemas de bienestar de Canadá y el Reino Unido.
Me parece ahora que el sistema de salud argentino debe ser parte de esta discusión como prueba de que un sistema de salud pública puede funcionar bien. Por supuesto, no está exento de desafíos, pero el nivel de atención médica en Buenos Aires es excelente. Considerar a la Argentina complica el argumento de que los estándares de atención colapsarán si hay más opciones públicas de salud.
Los gobernadores importan fuera de sus provincias.
Un gobernador estadounidense tiene importancia en su estado, y casi nada más. Un gobernador argentino, en cambio, tiene poder sustancial en el país. A pesar de tener el mismo sistema federal en la ley, aprendí de la importancia de lo provincial y el clientelismo. Esto nos lleva a lo que hace a la Argentina tan diferente, incluso si nuestra base constitucional es similar: es un país marcado por las estructuras informales. En la práctica, es esta informalidad la que define los límites del poder y moldea la vida política argentina.
Lo que es legal en Estados Unidos es ilegal en Argentina (pero sucede de todos modos).
Mi observación final destaca la otra cara de las estructuras informales: a veces, los Estados Unidos y la Argentina tienen las mismas realidades, pero leyes diferentes. Por ejemplo, existen casos judiciales en Estados Unidos que establecen una estructura legal que permite a grandes corporaciones e individuos adinerados gastar cantidades ilimitadas en campañas políticas a través de ciertas organizaciones. El financiamiento de campañas en la Argentina es más restringido en teoría, pero sigue existiendo la misma presencia oscura del gran dinero. La corrupción representa entonces un problema importante en los procesos electorales.
Mis experiencias en la Argentina me mostraron la importancia del contexto en la construcción de sistemas y complejizaron mi comprensión de mi propio país. Me di cuenta de que mi visión de la política necesitaba volverse menos binaria y formal para entender a la Argentina, y esos matices me sirven para entender también a mi país de origen.
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Linda Gayle es estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad de Pensilvania. Este verano realizó una pasantía en Civic Compass, una organización de la sociedad civil dedicada a la investigación e incidencia.
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