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“Te tocará vivir tiempos interesantes”: apuntes para el debate sobre la nueva fuerza política en el gobierno

  • Tomás Perlasca
  • 24 ago
  • 6 Min. de lectura

Por Tomás Perlasca



¿Algo nuevo bajo el sol?

Desde la irrupción del fenómeno libertario en el sistema político argentino, se han abierto múltiples discusiones para comprender su naturaleza. El debate puede pensarse en dos niveles.


El primero se centra en si este fenómeno constituye realmente algo novedoso, difícil de analizar con los marcos conceptuales actuales, incapaces de captar sus dinámicas y particularidades. En el otro extremo, están quienes sostienen que no hay nada nuevo bajo el sol. Se trataría del mismo modus operandi de las derechas políticas que, al radicalizarse, se vuelven movimientos antisistema. Bajo nuevas consignas, persiguen objetivos clásicos (exclusión de minorías, profundización de desigualdades y retracción del Estado a funciones mínimas).


El segundo nivel del debate es la proyección hacia el futuro. Para algunos, esta coalición tiene un destino marcado: repetir recetas del pasado que condujeron a crisis sociales y económicas. Para otros, en cambio, estamos frente al inicio de un nuevo juego político, donde los partidos tradicionales deben acomodarse a un actor que no solo trae su propia baraja, sino que parece decidir las reglas. De allí surge incluso la pregunta por un eventual “posmileísmo” como horizonte de discusión.


La idea es poder realizar un pequeño recorrido de las dinámicas de esta nueva fuerza política, para dar luz a la discusión pública sobre qué se puede esperar de las otras fuerzas políticas adversarias.


Bases de apoyo

Un primer interrogante es a quién representa esta nueva coalición. La respuesta más habitual apunta al tradicional polo antiperonista, que desde 2001 buscaba representación política. La coalición Cambiemos logró reunirlo en 2015, pero no consolidó el proyecto.


El éxito de Milei muestra, sin embargo, que la base es más heterogénea. No solo convoca a sectores antiperonistas, sino también a amplios “descontentos” que se sienten defraudados por la política, excluidos de oportunidades o marginados por la sociedad. Ese enojo funciona como un lazo de unión contra “los de siempre”: empresarios, peronistas, macristas, caracterizados discursivamente como lo viejo y establecido. Carterizados como la ¨Casta politica¨ o ¨Mandriles¨, el nuevo animal que se suma a la larga lista de animalización de la politica ( gorila, la yegua, el gato, etc.)


Lo antiguo que fracasó

Como reza el dicho: “las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados”. Desde 1983, distintos gobiernos prometieron cumplir con el ideal democrático de progreso, pero los indicadores económicos y sociales muestran que todos fallaron. Los últimos años de Macri, el gobierno de Alberto Fernández y el cierre del ciclo kirchnerista son ejemplos cercanos.


En ese contexto, la figura del outsider resulta atractiva. Javier Milei encarna esa condición: alguien sin experiencia política previa que desafía al sistema. Aunque lo rodean dirigentes “de siempre”, el liderazgo personal los “purifica” y les permite presentarse como nuevos, mientras denuncian a las viejas estructuras como responsables de los fracasos. Lo cual la evidencia estadística demuestra, esto los deja abiertos al ataque y fuera de línea en el momento que esbozan una crítica contra la experiencia libertaria; Con una frase peculiar pero fuerte ¨¿por que cuando eras gobierno no lo resolviste? ¨ enfrentando estos una realidad fuerte: que el tiempo de la discusión pública lo maneja otro y la confianza también, bloqueando la capacidad de ataque o formulación.


Lo nuevo que (por ahora) funciona

El outsider, sin embargo, enfrenta un enemigo central: el tiempo. Lo que promete debe cumplirse rápidamente, pues se presenta como la última esperanza. En la Argentina, esa expectativa se concentra en la lucha contra la inflación. El plan de estabilización, guste o no, logró reducirla, según muestran los datos del INDEC -del cual desconfiamos o nos oponemos a su metodología cuando el que gobierna no me gusta y da indicadores positivos-. Asimismo, como un punto de reconocimiento a la gestión de Macri como Fernandez que lograron reconstruir exitosamente el organismo estatal de estadisticas. Por otro lado, la inseguridad fue otro eje central de campaña. La tasa de homicidios de 2024 cayó respecto a 2023, aunque la tendencia descendente se arrastra desde 2003. El gobierno recorta la “película” y se adjudica el cambio.


El desafío para las fuerzas tradicionales es doble: o bien proponen un programa alternativo al plan de estabilización, o bien lo aceptan y terminan absorbidos por el actual gobierno ( el caso del PRO es evidente), o ignoradas por el electorado, lo que puede llevarlas a ser fagocitadas como desaparecer eventualmente. El oficialismo, mientras tanto, administra con cautela sus cartas: predica un Estado mínimo, pero sin detallar del todo su hoja de ruta, lo que mantiene la discusión controlada y deja a la oposición a oscuras.


Doctrina y movimiento

Un rasgo central de esta nueva fuerza es que ha generado un cuerpo doctrinario reconocible. Cuando el presidente cita a Alberto Benegas Lynch y sus seguidores lo repiten casi como un rezo, se revela un elemento novedoso: la construcción de una cosmovisión que moviliza. Le dio algo que el partido más cercano (PRO) o coalición politica (Cambiemos) no pudo generar: un sistema de ideas, definiciones, y en última instancia, una cosmovisión de mundo.


No todos leen a Friedman, Hayek, Mises o Rothbard, pero ciertos conceptos se popularizaron: “la inflación es un fenómeno monetario”, “hay que alcanzar el equilibrio fiscal”, “si el privado puede hacerlo, que lo haga”. Estas ideas encuentran correlato en medidas de gobierno y en discursos oficiales. Una frase celebre que repite el Ministro de Transformación y Desregulación del Estado Federico Sturzenegger : ¨Nosotros nos hacemos la pregunta, de si el estado debe hacerlo?


La oposición, en cambio, responde con slogans vacíos o reminiscencias de fracaso. Al ser identificada como parte de la “vieja política”, pierde legitimidad, mientras que las ideas libertarias ganan terreno y fidelizan a su electorado. Pero al mismo tiempo, existe una falta de compresión a lo que esboza en su totalidad el gobierno. Esto porque simplemente que se debatían sobre ideas similares, nunca se profundizaban sobre conceptos sobre la ¨Bicicleta Financiera¨ cuya definición es tan diversa como una taxonomía del mundo animal. Esa situación no solo desacredita a la oposición ante un gobierno que desarma cada uno de estos ataques si no, como fue señalado, los debilita ante el electorado que buscan acaparar.


La ilusión joven ante el fracaso

El voto joven a Milei es un hecho. Nadie puede negar que la intención de voto de estos mismos es mayoritariamente al espacio del presidente de la nación y la imagen positiva del gobierno también es alta en el sector joven. Se puede dar una explicación de carácter coyuntural: una divergencia mayor de varones que votan opciones de derecha y las mujeres de izquierda, la cuestión sobre los incels (Celibato Involuntario), la epidemia de soledad, entre otras. Sin embargo, quizás no tanto de una situación coyuntural que es el paso del tiempo.

Para un elector de 16 años, nacido en 2009, la crisis de 2001, el conflicto con el campo o incluso el fracaso económico de Macri son episodios lejanos. Esa distancia histórica alimenta la percepción de que “todos fracasaron”. A ello se suma el idealismo adolescente, que convierte a La Libertad Avanza en un catalizador de pertenencia e identidad. En otro tiempo, La Cámpora cumplió un rol similar al movilizar a la juventud kirchnerista. Como decía el célebre escritor Mark Twain ¨La Historia no se repite, pero rima¨ este fenómeno aunque viene a soportar un proyecto debemos entender que no es el apoyo a un modelo que se mostró capaz de responder a la crisis, si no a un modelo en que la juventud confía como respuesta a una crisis que muchos denominan como la última esperanza.


¿Un antimileismo posible?

Quienes busquen articular un contramovimiento enfrentan un desafío arduo: predicar en el desierto. Deben construir identidad, generar cohesión y elegir el momento de irrumpir, en un contexto hostil y con un espacio público dominado por el oficialismo. Pero esa prédica, como realizó el actual presidente como ¨el loco¨ que debatía de panelista, hablando de ideas raras y poco practicables, lo llevó a la presidencia de la nación, dejando a las otras fuerzas fuera de juego en un santiamén.


Conclusión

El debate sobre la nueva fuerza política argentina se juega entre interpretaciones del pasado, expectativas de futuro y análisis de su presente. El experimento libertario está en marcha y sigue su rumbo hacia un lugar incierto, pero nadie puede dudar que su impacto va a ser significativo no solo en como se mira y analiza la política. La pregunta es ¿Qué va dejar como resultados y que se hará con eso respectivamente?

Recordando al gran Tulio Halperin Donghi cuando en los 90´ publicó un pequeño gran ensayo bajo el titulo ¨La larga Agonia de la Argentina Peronista¨ Quizas ahora estemos ante la salida de esa Agonia y ante el inicio de ¨La Larga Agonia de la Argentina Mileista¨. El tiempo nos dira, como buen juez y dictador, si es verdadero o no




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Tomás Perlasca (Buenos Aires, 2001) es estudiante avanzado de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires. Ha participado en investigación, cuenta con experiencia docente en la universidad y tiene un interes por los espacios de debate, sobre la transformación de las fuerzas políticas en la Argentina.

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